Dragonslayer
Que yo sepa, sólo ha habido una persona de carne y hueso que ostentara legítimamente el título de dragonslayer, matador de dragones: el caballero provenzal Deodato —Dieudonné— de Gozón, que fue Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén a mediados del siglo XIV. Una tradición bien documentada desde la edad media afirma que Dieudonné le cortó la cabeza a un dragón que asolaba la isla de Rodas y que por esta hazaña se ganó el sonoro e intimidante sobrenombre de extinctor draconis, "draguicida". Siglos después, Athanasius Kircher evocó el episodio en su fascinante obra Mundus Subterraneus (1665) donde además incluyó un grabado de la bestia, la imagen que acompaña a esta entrada.
Edith Wharton cuenta en uno de sus libros de viajes—La travesía del Vanadis— que la cabeza del dragón estuvo expuesta en una de las puertas de Rodas, la puerta de Amboise, hasta una fecha tan tardía como 1837, cuando unas obras en las murallas de la ciudad acabaron con los restos del monstruo en una escombrera. Una testigo ocular que llegó a ver la cabeza en 1829 la describe así: algo más pequeña que la cabeza de un caballo, pero le faltaba la mandíbula inferior y los cartílagos anteriores...las órbitas de los ojos grandes y muy redondas; no tenía sobre los blancos huesos ni rastro de piel. Está claro que los albañiles, poco versados en cosas de la andante caballería, no supieron distinguir la cabeza del dragón del cráneo viejo de un vulgar borrico.
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