Sirenas de Mozambique
Yo siempre he sido curioso de historias de sirenas, tritones y hombres marinos. El texto que inauguró este blog, sin más lejos, lo dediqué a una extravagante noticia, espigada en una publicación del siglo XVIII, sobre un hombre marino que se había subido a un barco holandés y una vez en cubierta había pedido algo de fumar, la única costumbre de su vida humana anterior que, por lo que se ve, le despertaba aún una punzante añoranza. Un hombre marino, aclaro, es un individuo que en un determinado momento de su vida ha cambiado el medio terrestre por el acuático, echándose al mar y no volviendo a salir de él durante el resto de su existencia o, por lo menos, durante largos años. En ese lapso temporal su cuerpo genera espontáneamente ciertas adaptaciones: piel escamosa, membranas entre los dedos, olvido total o parcial del habla, etc. Es el caso del famoso hombre-pez de Liérganes, de quien sin duda el lector habrá oído hablar; o también el del Peje Nicolao, a quien mencionó Cerv...




